Tras los muros que encierran a la bestia (y V)

20 agosto 2010 by

Un estudiante de medicina ha realizado las prácticas en una carcel andaluza. Estas son, por entregas,  algunas de sus reflexiones.

Allí todos me han tratado bien. Los médicos, los presos y casi todos los funcionarios. Espero imprimir este escrito y podérselo pasar a los internos que he conocido. Me han enseñado mucho, y en algún momento hasta me han hecho dudar de que sufrieran realmente con su condena, por sus bromas, su compadreo y su jovialidad. El ser humano es maravilloso, capaz de adaptarse a situaciones demenciales hasta tal punto, que parece que casi no las esta padeciendo. Pero no es verdad. Las padecen. Y sufren, y lloran, y enferman y sienten. Y se muerden los nudillos para no romperse el 5º metacarpiano. Y pierden la vida, como el resto de los encerrados. Se les escapa entre los barrotes. Se queda esperando al otro lado de esa puerta giratoria que yo puedo cruzar… y ellos no. Una jodida puerta. Solo una puerta. Y son disciplinados y sus cabezas se adaptan a esta disciplina mezcla de cuartel e instituto de secundaria para no morir, para no desconectar y acabar mal de la sesera, como tantos otros en este oscuro agujero. Y ocupan su cabeza con cosas fútiles, pasajeras, enfrascados en su trabajo como ordenanzas o en partidas de poker apostando tabaco (todo un privilegio por estar destinados donde están), para no comerse demasiado la olla. Y se afanan en mantener relaciones externas, que bien saben, no podrán durar mucho. O sí. El ser humano es maravilloso. Y seguirán encerrados. Ellos son los que el sistema, la sociedad, califica como presos. Asesinos, homicidas (no, no son lo mismo), fraticidas, abusadores, ladrones, estafadores, camellos… Etiquetas que ponen precio a sus vidas, al resto de sus vidas. ¿Delincuentes? Habría mucho que divagar sobre este concepto (que le pregunten a Foucault). Yo solo diré lo que he podido comprobar por mi mismo, como lo que he escrito hasta ahora: son personas. Podrían ser mi primo, mi hermano, mi padre, mi tío. Podría ser yo. Podría ser cualquiera de mis colegas de la infancia. Podrían ser el peor de mis enemigos. Ni mejores ni peores: castigados. Atrapados. Enjaulados.

Pero aprenderé a hacer dinamita… por lo pronto, ya me enseñaron la fórmula de la pólvora. Todo se andará. (delirios de un joven anarquista)

Veo pasar el tiempo,
Que arranca mi juventud,
Juventud asesinada,
De hormigón es mi ataúd.
Ataúd que va en silencio,
Navegando en el olvido,
Lleva dentro el tormento,
De mis gritos no hay testigos.

Tratado como una bestia,
Pisoteada mi dignidad,
En la celda de castigo,
Me golpea un animal,
Golpes que ya ni siento,
No paro de temblar,
Electrodos rompen mi cuerpo,
Me acabo de orinar.

Funcionario de prisiones,
Llaman hoy al carcelero,
Perro fiel que bien guardas,
Las llaves del infierno,
Infierno de los pobres,
Paraíso de los ricos,
El dinero es lo que cuenta,
Lo que menos el delito.

Vivimos en un sistema,
Al que llaman civilizado,
Que condena sus errores,
En jaulas para humanos.
Y dicen esos demócratas,
De corazón envenenado,
Que condenes el terrorismo,
Por los derechos humanos.

Vemos pasar el tiempo,
Que arranca la juventud,
De millones de presos,
Mañana puedes ser tu.

Vemos pasar el tiempo,
Que arranca la juventud,
Hoy ha muerto otro lamento,
En el silencio de este ataúd.

Funcionario de prisiones,
Llaman hoy al carcelero,
Perro fiel que bien guardas,
Las llaves del infierno,
Infierno de los pobres,
Paraíso de los ricos,
El dinero es lo que cuenta,
Lo que menos el delito.

Los Gritos Del Silencio II” – Los Muertos De Cristo

Contra toda forma de autoridad:

Solidaridad, autogestión y acción. Muerte al estado y viva la anarquía.

Salud. ¡Abajo los muros de las prisiones!

Tras los muros que encierran a la bestia (IV)

19 agosto 2010 by

Un estudiante de medicina ha realizado las prácticas en una carcel andaluza. Estas son, por entregas,  algunas de sus reflexiones.

Podría seguir contando tantas y tantas paradojas de la institución de justicia y reinserción (reinserción penal: entras y te vas, y vuelves a entrar, y te vas y vuelves, y así hasta que te mueres – media de reingresos de un 60 % según datos del ministerio del interior en 2008-) pero no quiero acabar este escrito sin mencionar la tragedia que queda fuera. La de las familias, que pagan condena como el presidiario. Esta mañana, en la entrada, antes de que comprueben que hay una orden que me permite entrar hasta el día x a hacer prácticas de sanitario, etc. (como todos y cada uno de los días durante un mes) me encontré a una madre que venía de Alicante, a un vis a vis con su hijo. 15 años de condena. Se coge un bus desde su tierra que tarda unas 5 horas y pico. Llega a la penitenciaria a eso de las 6 y media de la mañana, y tiene el vis a vis a las 11. A las 8 (y con mucha suerte) le abren la puerta de la prisión, y se resguarda del frío mañanero. En la cafetería, no hay nadie que le atienda: se cerró, no era rentable. Demasiados pocos clientes. Tristes máquinas de chocolatinas sustituyen el servicio. Entré, y allí quedó. Ahora le quedan otros 500 kilómetros de vuelta a casa, por estar hora y media con su hijo. Muy humano todo, muy humano.

Otro de los derechos que los presos ven conculcados por el robo de su libertad.

Un funcionario, comenta al médico: “este… este está pidiendo el pase” “puede que termine… babeando”. Se refería a un preso agitado y bastante agresivo, que yo personalmente había tratado. Estuvo en enfermería. Había pasado por tres chabolos (término taleguero para celda) y en los tres había acabado a ostias. No sabían donde ponerlo. Babeando porque cuando ocurren cosas así, a veces el médico lo achaca a trastorno psiquiátrico y le enchufa un “aguacate” (se refieren a un Modecate, un antipsicótico depot – inyectable, de larga duración: varias semanas – que tiene un efecto sedante muy fuerte, seguramente el más fuerte de entre los antipsicóticos de este tipo).

Un muerto por sobredosis. Días antes había estado en la consulta, aquejado de una infección de orina. Esa noche se quejó al funcionario de que no podía dormir (en los módulos, el calor es insoportable. Los presos con peculio – forma en que se le llama a la cuenta bancaria de un interno, por tener unas condiciones especiales y que por narices es del Banco Satan-der, por cierto – compran ventiladores, y a veces lo sobrellevan. En todos los módulos hay aire acondicionado, pero no se pone, ya se sabe, por no contaminar y de paso ahorrarse unas pelillas, así da pa’contratar más funcionarios reinsertores) y dijo que tomaría más medicación (en la cárcel el consumo de ansiolíticos benzodiacepínicos es norma a la entrada – para superar el “trastorno de adaptación”- y a menudo de toda la estancia, por necesidad o no: trankimazín, lexatín, tranxilium, rivotril, valium, sedotime, noctamid, dormicum…). El compañero dice que a las siete de la mañana le escuchó roncar: seguramente, escuchó sus estertores de muerte, agonizando antes de fenecer. Cuando el médico, a eso de las 8 de la mañana, es llamado porque el individuo no se presenta a recuento, el preso está ya rígido, encogido en su catre, ardiendo. El termómetro no es capaz de medir la Tº del cuerpo inerte, lo que significa que seguramente es de 43º o algo superior. Ya van trece este año. Demasiado calor, demasiado calor en el chabolo. Demasiada cárcel.

Tras los muros que encierran a la bestia (III)

17 agosto 2010 by

Un estudiante de medicina ha realizado las prácticas en una carcel andaluza. Estas son, por entregas,  algunas de sus reflexiones.

Hoy me ocurrió un ilustrativo episodio. Un interno se queja de que se le hincha la mano. Dos días antes había aparecido por urgencia en el módulo de enfermería, colocado de “benzo” (miosis leve e hiporreflexia a los estímulos luminosos directos y hablando como si tuviese frenillo, sin pronunciar bien la R, atontaillo), con la mano derecha hinchada y dolor a nivel del 5º metacarpiano (puñetazo a la puerta). Se le hizo una radiografía y no hay rotura, así que se le dieron antiinflamatorios y se le entablilló con una férula de Prim (de estas acolchadas por un lado y de aluminio por a otra, prohibida en la prisión, por cierto, como casi todo – seguridad -). Ahora, mientras pasamos consulta en su módulo (módulo 5) aparece con la mano hinchada, y amenaza con denunciar al médico, porque no quiere tratarlo en el momento (el protocolo que este suele seguir es que los internos que no se apuntan a las consultas semanales del módulo son atendidos al final, cuando se terminan los apuntados. Esto permite arreglar solo cosas puntuales, puesto que no se dispone de la historia clínica del paciente en su módulo, ya que está en enfermería por no haberse inscrito con antelación – o porque al funcionario no le a parecido inscribirlo, o se le ha olvidado… -). El médico le ofrece tratarlo al final, pero el preso insiste en que va a denunciarlo y le pide el nombre completo al médico. Este le dice que tiene derecho a no decírselo, pero le da su número de identificación penitenciaria, suficiente para ponerle la denuncia. El preso se va. De vuelta al módulo de enfermería el médico me comenta que las cosas en el módulo 5 están revueltas (parece que algunos internos se están organizando… y se han encontrado varios “pinchos”) y que es mejor no entrar al trapo, porque entre otras cosas, con el aluminio de las férulas los colegas se hacen armas. Ya en enfermería, estando en la consulta, aparece el funcionario del módulo 5. Le dice al médico “tenía que comentar… sabes que el interno del módulo te a puesto una denuncia…”. El médico le responde “sí, sí, que haga lo que quiera, está en su derecho”. El funcionario replica “no, era por si querías que le pusiese un parte o algo…”. El médico, distraído escribiendo un historia clínica, le hace gestos con la mano, como para que se vaya. Muy justo todo. ¿Quién dijo abuso?

Como cuando llaman del módulo de aislamiento: “que se han peleado dos internos”. La médica va y al final son cuatro los lesionados. En el módulo de aislamiento, como su nombre indica, están los presos en régimen de 1er grado (viven en el módulo en celdas de aislamiento, con régimen de visitas y patio especiales) y los sancionados, que pueden estarlo por varios motivos (art. 108 del Reglamento Penitenciario del 96) teóricamente hasta 14 días como máximo, también solos en una celda de aislamiento. ¿Cómo se pelean cuatro tíos sancionados en aislamiento si salen solos al patio y el resto del día lo pasan en celdas cuyas puertas son de 5 cm de hierro forjado? ¿Magia? No, instituciones penitenciarias. Seguro que los alrededor de 8 funcionarios que están en el módulo para vigilar a unos 20 presos como máximo, con las medidas de seguridad más punteras y cámaras hasta en la sopa, no tienen nada que ver. Curioso comentar que en el módulo de aislamiento, una verdadera ratonera de cemento, el suelo es antideslizante. Cuestiones de seguridad, no vaya a ser que el funcionario se resbale con los zapatos al “tener que” reducir a un salvaje presidiario.

He visto un módulo completo, albergando de 120 a 140 presos (el módulo 12), completamente lleno de personas con enfermedad mental. Ilegal, completamente ilegal. Una persona con una enfermedad mental no debería estar en prisión, y así lo establece la ley. Pero aquí las ilegalidades no importan a nadie, y menos cuando se justifican socialmente al formular la pregunta “¿y si no, que hacemos, lo dejamos libre para que vuelva a agredir o a matar a alguien?”

En la cárcel todo funciona con trapicheos. Entre los presos sí, pero también en la administración. Un papel, una instancia, una petición de traslado, una petición del art. 196 (excarcelación por motivos médicos) puede tardar en tramitarse media hora, varias horas, o tres meses. Todo depende de a quién conozcas, quien te haga un favor, y quién te tiene manía. A veces estas “cosillas” se traspapelan, ya se sabe, y puede que por casualidad acaben cayendo a la máquina que tritura los documentos inservibles en algún despacho. Cosas que pasan.

Tras los muros que encierran a la bestia (II)

16 agosto 2010 by

Un estudiante de medicina ha realizado las prácticas en una carcel andaluza. Estas son, por entregas,  algunas de sus reflexiones.

<<Mierda. Se me derraman las lágrimas. Maldito mundo enfermo>>

He visto una radiografía del tracto digestivo de Mohamed, en la que se mostraba una pila. Un intento desesperado de presionar al “señor director”, para que le pida el traslado a la cárcel de Ceuta, donde sus familiares pueden ir a verlo. He visto a un funcionario hacer esperar a una madre que viene de tener un vis a vis con su hijo tras una puerta, a cinco metros de la entrada de la prisión, simplemente por “darle una lección”. El funcionario alega socarrón que la mujer “llama mucho al timbre” (el que hay delante de las puertas, para avisar al funcionario de que alguien espera que las abra, una vez este se ha cercionado de que no es un intento de fuga) y que “se va a quedar ahí un rato para que aprenda”. Capullo.

Puertas que solo se abren si la anterior está cerrada. Puertas inquebrantables. De metal y cristal de seguridad, de seguridad, de seguridad, de seguridad. El carcelero se mete en la garita, fabricada con estos mismos materiales y con el color distintivo de las zonas de funcionariado: el amarillo. Para comunicarte con él, una de las zonas de cristal de unos 5×10 cm situada entre dos barrotes metálicos transversales está separada en dos hojales, uno de ellos corredizo. Para hablar, tienes que doblarte, pues la escotilla está a la altura de la cintura. Postrado, así tienes que hablar con el representante de la institución. Como la configuración de una ciudad, sus calles, parques, plazas reflejan el carácter y cultura de una población, la configuración carcelaria refleja el sometimiento del preso a la institución, y el desprecio que la sociedad le procura.

La cárcel ofrece una imagen dura, pero justa. El olor a detritus de alcantarilla que se desprende ya al llegar al aparcamiento parece anunciar sutilmente, o no tan sutilmente (no hay que estar muy fino para percibirlo), lo que realmente se esconde en el interior. Pasados unos días allí dentro a poco que rasques descubres lo que se oculta tras esa asquerosa fachada (los cristales de las plantas superiores no pueden limpiarse debido a que no hay ventanas que se puedan abrir, ni mecanismo que se le parezca, así que se muestran llenos de la suciedad acumulada durante largos años). Las plantas e incluso la fuente situadas en el patio distribuidor y en los patios de algunos módulos hacen incluso amable la visión del recinto. Por el contrario, las caras de los internos, sus bocas desdentadas, sus arrugas prematuras, sus brazos chinados y sus tatuajes “talegueros” desmienten las primeras impresiones. Claro que cegados por los prejuicios seguramente pocos visitantes accidentales serán capaces de apreciar esto, sin tomarlo como una curiosidad más de ese complejo y extraño mundo aparte que es la cárcel.

Al volver de su primer permiso un interno, uno de los ordenanzas (presos que curran en determinados destinos: lavandería, cocina, limpieza…) de enfermería, con los que he tenido la suerte de relacionarme bastante, me comenta: “no veah como ha cambiao la calle, vieo”. Otro más de los tantos que pierden su juventud en este centro de exterminio meticulosamente calculado por la mente humana. Elaborado tras la imposición de la convención: tiempo = trabajo = dinero, delito ≈ dinero, por la que se conmuta un delito “contra la sociedad” (más bien, “contra la sociedad que nos imponen”) por un periodo de tiempo que se pagará con la pérdida de libertad. La idea más absurda y perfectamente implantada en la mente de la gente ideada por la maquinaria capitalista, en su afán por reducir los interminables matices de la vida humana al patrón oro. Es por esto que el rico se pasea por la prisión, y el pobre “paga a pulso” (expresión carcelaria para referirse a los años de pena cumplidos sin salir a la calle, sin permisos, 3er grado ni libertad condicional, algo bastante común por que estos privilegios pueden anularse por muchos años solo por un parte disciplinario, que te pueden poner por casi todo) largos años de condena. Por eso, entre otras cosas, ¾ de la población carcelaria no supera la renta básica (datos del ministerio del interior, de hace un par de años. Acabo de entrar en la web y la han reformado. La búsqueda de estadísticas por renta ya no esta. Estado corrupto. Putos políticos).

Tras los muros que encierran a la bestia (I)

15 agosto 2010 by

Un estudiante de medicina ha realizado las prácticas en una carcel andaluza. Estas son, por entregas,  algunas de sus reflexiones.

No sé como empezar a escribir. Llevo un mes pasando consulta en la prisión y saber que se acaba me hace sentir una mezcolanza de sentimientos extraña. Se me forma un nudo en la garganta mientras escribo. La pena que me presiona los ojos y se me anuda en la nuez se mezcla con la impotencia y la rabia. Antes podía imaginarlo: ahora lo he vivido, lo he visto por mi mismo. La miseria humana, hecha institución. Supongo que tiene que ver con que la experiencia ha apelado a lo más profundo de mi ser, a lo que me empeño en llamar “humanidad”, por profesar la fe de los que piensan que esto es un principio común a toda la raza humana. Aunque después de esto, quizás sea el peor momento para seguir creyéndolo. Humanidad que surge de contemplar el sufrimiento ajeno, humanidad que me atormenta al saber que poco puedo hacer para aliviarlo. Humanidad que se pregunta cuantos más tienen que ser enterrados en vida en estas tumbas de hormigón armado para que esta sociedad en descomposición comprenda que la barbarie no es cosa del pasado, sino que está muy presente, pagada por nuestros impuestos. Como dicen los Koma: “2 años, 4 meses y un día, justicia: castigo”. La venganza que antaño se cebaba en patíbulos a la vista del pueblo ahora se condensa entre cuatro paredes, materializada en la opacidad de la institución “democrática”. Pero no somos más “civilizados”, sigue siendo venganza, refinada, pero irracional, al fin y al cabo.

Profesionalmente la cárcel ha resultado ser un lugar interesante. Casi que no puedes aburrirte, casi que nunca se hace rutinario. Un individuo privado de libertad en un antro como es un centro penitenciario pierde mucho más que esta. Se considera, ya de por sí, dentro de “un grupo de riesgo” como dicen los epidemiólogos. Riesgo de padecer tuberculosis, VIH, hepatitis, micosis múltiples, problemas gastrointestinales variados, cánceres, toxicomanías, traumatismos, pérdida de dentadura, defectos sensoriales, envejecimiento prematuro. Riesgo de morir colgado de una soga, riesgo de morir por sobredosis, riesgo de morir desangrado, riesgo de marcarte de por vida, riesgo de perder la cabeza. Riesgo de no volver a ver a los tuyos, riesgo de perder todo lo que eras. Riesgo de acostumbrarte a vivir sin vivir, y nunca más poder sentirte realmente vivo. No. No puedes aburrirte. Falta tiempo, falta tiempo para pensar en como hacer saltar por los aires esta mierda de lugar.

He visto un chico de 20 años a punto de un coma cetoacidósico pretendido, arrollado por quien sabe que angustias personales. He visto gente drogada, colgada de benzodiacepinas, recetadas por los propios médicos, en un intento de “quitarse condena”, de “robarle algunos días al juez”. He visto personas enganchadas a la metadona, que nunca habían sido toxicómanas, solo porque el abogado de oficio les dijo que estar en el PMM (Programa de Mantenimiento de Metadona) reduciría la pena impuesta por el letrado. He visto multitud de roturas del 5º metacarpo, provocadas por un ataque de ira, un momento de lucidez inminente que te destroza por un segundo la cabeza, y te hace golpear la pared del chabolo, la puerta de tu celda. Aquí, los médicos lo llaman desfogar. A mi me parece que a través del dolor el preso se libera de la alienación que todo el mundo sufre en estos centros de exterminio, y toma posesión de lo único que el estado no les ha robado: su propio cuerpo. Ese que se cortan para hacer casi cualquier reivindicación, “chinándose” las venas, para que un médico llegue y cosa, y la herida cierre, pero quede la cicatriz. Brazos llenos de cortes. Llenos de feas cicatrices, que recuerdan. Recuerdan el trankimazín que no les dieron, el permiso que le denegaron, la conducción que no pidieron, la instancia que nunca llego a su destino. Cicatrices que nunca curarán, por muy cerradas que estén. Cicatrices que confirman que ya no eres persona, sino preso.

¡Esto es Esparta! revival.

12 diciembre 2009 by

Hace años un tal Kreva publicó este comentario los foros de Vandal (especializados en videojuegos)
El post en cuestión se convirtió en un mito en aquel foro y fue difundido a los cuatro vientos. La última frase no tiene precio, se convirtió en el grito de guerra de muchos foreros.

Estaba hoy en el salón jugando al Wii Sports, pensando en mis cosas, cuando mi madre me llamó. Así que salí del salón, me asomé por el pasillo y le pregunté a mi madre que qué quería. Ella simplemente me soltó “Hijo, necesitamos hablar”. Así que me fui hasta donde ella estaba y la seguí hasta mi cuarto…a donde el ordenador. Y que me encuentro en mi monitor de 21”? Mi carpeta de porno. 10Gb de lesbianas y heterosexuales, hardcore, softcore, toda la pantalla con los thumbnails de chicas liándose entre ellas y prácticamente cualquier cosa que te puedes imaginar.

No podía que pensar en que decir, era algo entre :O / 😦 . Estaba bastante asustado porque no sabía que es lo que vendría después ya que mi madre es una mujer bastante conservadora, al contrario que mi padre, que es mas liberal. La peor parte es que esto significaba dos cosas:

1) Mi madre sabe más de ordenadores de lo que yo pensaba y nada es seguro ahora, o…

2) Mi padre me vendió por alguna extraña razón (él sabía que el porno estaba ahí, escondido carpeta tras carpeta).

Justo entonces razoné y supuse que posiblemente me había dejado la ventana abierta por accidente y viendo que mi madre no sabe nada de ordenadores, posiblemente podría mentir o negar que eso era mío. Así que decidí mentir.

“No se qué hace eso ahí mamá. Posiblemente sea uno de esos anuncios que salen al navegar páginas normales” – dije. A lo que mi madre me respondió “No me mientas, Kreva, se que es tuyo, soy tu madre. Se cuándo me estas mintiendo”.

Seguí sin decir nada. Simplemente la miraba en silencio.

“Entiendes lo que es esto? Esto esta mal! Esto es pornografía!». Alo que le dije: Esto es Esparta! Y le di una patada tirándola al agujero.

Lineas en el cielo… Peligro mortal.

11 diciembre 2009 by

Este comentario sacado de una web de descargas de capítulos de series me hizo reflexionar:

34 julio halcón 04/12/2009 a las 13:00:03
Hola cuarto milenio. estoy preocupado por los aviones que dejan estelas en los cielos, pienso que nos estan envenenando con fumigaciones y nadie se extraña ni se mueve, y creo que existe una profecia que nos alerta cuando veamos cruces en el cielo, y estos aviones expulsan creando una cuadrícula de falsas nubes que que al cruzarse forman cruces en el cielo. por favor, investigazlo. gracias y enhorabuena por vuestro trabajo.

Y vaya que si reflexioné, tiene razón, no había caído y la gente manifestándose contra la Sinde en vez de por una causa justa cómo esta… hay que ver…
Y tanta reflexión me llevó a querer saber más y entonces ¿Qué hice? pues investigar.

Y… La investigación ha arrojado mucha luz sobre el asunto, aún estoy preparándola para presentarla, esperad unos días. Pero arrojo mis conclusiones:

Hay alguien muy malo que tiene aviones y con ellos dibuja en el cielo cruces.

Y hay por ahí escépticos que no se lo creen y morirán horriblemente por causa de los gases que echan los aviones.

Desde ayer no me quito la mascarilla anti-gas pues nunca se sabe cuando pueden hacer aparición los aparatejos voladores erróneamente identificados como aviones que nos fumigan desde cerca de la estratosfera.

Y como nuevo adalid autoproclamado de la divulgación del misterio (puedo hacerlo, no necesitas licenciatura) he empezado a construirme una jaula de faraday desde la cual seguir escribiendo este Fururku, para que no me detecten los de la compañía…

PlayStation one: mentira todo.

PlayStation two: El comentario, es de una web de esas que te bajas peliculillas y series sin pagar (me quiero proponer ser el primer censurado sin orden judicial… así igual me hago famoso) y como veis, el prenda que lo ha escrito lo dirige al mismísimo Cuarto Milenio… curioso fail.

PlayStation three: Sí, me vino la idea de buscar un comentario gracioso entre los fans de Iker mientras estaba recubriendo de papel de plata el embudo de plástico que me he comprado como casco anti-control mental.

Nada que me ha hecho gracia…

10 diciembre 2009 by

Estaba yo dándole vueltas a que mierda escribir porque vamos, es fácil empezar un fururku….y automáticamente te quedas en blanco seeeeh.

Pues como me hizo gracia poner un comentario, ahí tal cual, sin decir de dónde salió ni porqué ni desarrollarlo ni pijas en vinegar. A lo bruto.

Y éste que pongo pues tampoco lo voy a comentar ya si eso los siguientes…

omar rifeño
jajaja dais pena los españoles la verdad; esta claro que no todos;a mi me la pela marruecos y me la pela mas aun españa.se os ve el plumero de la Isabel la catolica; tanta tonteria decis a la hora en que las cosas son de vuestro interes. por que no se ponen en huelga de hambre estos soldado jajajaja.sois patéticos la verdad. estais a favor de la democracia y las libertades solo cuando os interesa y os favorece.quien tiene cojones de vosotros a decir que gran bretania es un pais antidemocratico?? basta ya de falsedad.sabeis lo que tiene la mayoria de vosotros es el ecomplejo del moro; encima sin comerlo ni beberlo; hay que leer un poco y usa la logica y el coco;que cuando hablais pareceis terturlianos de gran hermano o salsa rosa.tengo mas cosas que decir pero; ya meda asco el concepto de la democracia que teneis en la cabeza. en finnnnnnnnnnn.

Lo saqué de aquí

P.S: Gibraltar para los gibrartarinos…

El mejor comentario.

20 noviembre 2009 by

He estado viendo el artículo que has escrito o mejor escroto sobre los Zahoríes, en el que lo mezclas con temas de cancer y niños y te diré una cosa, de hombre a hombre, mariconadas de escépticos a parte, tienes toda la razón en lo que dices de los zahoríes, es así, son acientíficos, dejarse guiar por esta gente es como dejarse guiar por videntes, estamos rodeados de gente así, es una verguenza, pero una cosa, como hombre, prefiero un millón de veces dejarme guiar por un zahorí que por todos los hijos de puta escépticos que a ti te siguen y eso te lo digo yo y cualquier persona honrada y no pongas los nombres de los técnicos de laboratorio que luego nos conocemos todos, capullo.

Toda la historia aquí

«La noche tira un salto mortal»

17 noviembre 2009 by

Citando a Patricio Rey y sus Redondos:«La noche tira un salto mortal.»

Ahí estaba ella, la había visto antes pero un par de comentarios mal colocados no nos dejaron empezar con buen pie, estaba realmente graciosa con su peluca rubia y un montón de complementos que el alcohol no me deja recordar. Me dio bola y le pedí perdón por aquella desafortunada barrabasada de las mías y empezamos a charlar entre la gente.
Encontramos una botella de vino entre todas las que revisamos sedientos de algo que llevarnos a la boca, queríamos más fiesta y la íbamos a tener.

La noche avanzaba y yo tenía poco control, la rubia de peluca me conducía como quería y me llevaba de uno a otro lado, la fiesta se fue apagando dejando algunos rescoldos y como una chispa que salta del tronco me vi andando bajo la lluvia agarrado de la preciosa mujer de la peluca.
Si lo recordara contaría que hablábamos en aquel momento, sólo recuerdo pensar que el alcohol es una carga más que un vehículo a la diversión en momentos como ese.

Y llegamos a su casa. ¡Qué perturbador es entrar en una casa igual que la tuya, con los mismos muebles, las mismas puertas, los mismos cuadros pero sabiendo que no es tu casa!
Nos sentamos en el sofá del salón y empezamos a charlar. Sexo, drogas, sexo, un poco de cotilleo, sexo sexo y más sexo fueron los temas de conversación.
Ella me contó que era incapaz de tener orgasmos, que se lo pasaba bien en el amor pero que no la llevaba a ningún puerto espacial desde donde ver las estrellas. Todos a los que había expresado tal problema querían intentar ayudarla y yo mentiría si dijera que era muy diferente al resto, pero creo que acerté en no hacerlo pues se habría quedado en el intento, no me veía con la capacidad de buscar el orgasmo perdido con semejante borrachera.

Mientras me contaba sus recientes experiencias, hacerle una felación rapidito para quitarse de encima a uno y el tener que ir a por lubricante porque el italiano la tenía demasiado grande, yo manoseaba sus pies. Me demostró ser una chica abierta y con pocos complejos, una chica de las nuevas generaciones, que cogen lo que quieren y que vienen pegando fuerte y follando duro.

No recuerdo que palabras escogí pero le pedí que me dejara dormir en su cama, habíamos tenido una gran conversación y necesitaba tener el momento de después de follar pero sin sudar el polvo, un poco de cariño con confianza era justo lo que necesitaba y justo lo que me dio.

Ya tumbados en la cama en ropa interior le pregunté si solía dormir con sujetador y tras su negativa se lo solté alegremente.
Vale, la borrachera se me había ido escapando y la libido subiendo, pero ella bostezó. Si, lo sé, cuando yo estaba deseando ir, ella ya había vuelto. A buen entendedor pocas palabras bastan y más vale pájaro en mano que ciento volando, así que me agarré a un clavo ardiendo (no seáis malpensados) y la abracé como si la amara.

Llegó el amanecer, y con él algo de luz, mucha luz, en realidad, que se colaba por la ineficaz persiana que yo también tengo en mi habitación. No podía dormir pensando en lo raro de la situación así que decidí jugar un poco a levantar la manta y echar un vistazo rápido a aquella espalda infinita acabada en un buen trasero. Eché varias de esas furtivas miradas…

Tenía la curiosidad de verle un pezón, siempre que conozco a una mujer me pregunto de que color tendrá los pezones, rosado o marrón y en que tonalidad y tamaño. Entonces ideé un plan, hacía calor y ella seguía dormida pero bien tapada, así que intenté un poco de sugestión susurrándole «Hace calor» al oído, ella asintió pero la sábana seguía ocultando sus pezones.

Conseguí dormir al darme por vencido y satisfecho con mis inocentes jueguecitos y desperté a la vez que ella que me miraba con sus ojos verdes mientras sonreía. Le alcancé el sujetador sin que me lo pidiera sabiendo que sería la última oportunidad de ver pezón, y ella se los regaló a mis niñas.

Marroncitos claros.

Ahora pensaba que quizás Cenicienta, el cuento infantil, podría darle sentido a la anaorgasmia de la chica, sé que suena retorcido, pero escucha. El zapato de cristal, el que soluciona los problemas en el cuento es el orgasmo que esta chica tendrá, estoy seguro de que el tipo que tenga el zapato correcto tendrá que compartir mucha vida y mucha cama con ella. Me parece casi mágico.

Para despedirme y solamente si les ha gustado la canción del los redondos les dejo con una interpretación de la letra que me ha dejado bastante satisfecho.

Desde Guinesslandia,
Ángel.